martes, 15 de noviembre de 2016

Visita al Palacio de Minería y al Museo Nacional de Arte
La llegada
El sábado 5 de noviembre mi grupo tuvo una visita a dos museos ubicados en el centro de la ciudad de México. Invité a mi hermana, pero se levantó muy tarde, le dije que yo salía de la casa a las 9:15, pero como no estaba lista tuve que partir sin ella, ya que había quedado con mi amiga Carla a las 9:45 frente al Palacio de Bellas artes para posteriormente irnos al MUNAL porque ella no sabía precisamente como llegar.
Así que salí de mi casa y caminé hasta el metro Aquiles Serdán, luego transbordar en Tacuba y llegar a la estación Bellas Artes. Llegue con solo cinco minutos de retraso y ahí estaba Carla con su cabello de uva, junto con un amigo Fer que iba acompañándola.
El camino nos dirigía hacia el museo donde mi profesor Jorge Morales no había citado a las 10 de la mañana. Todos fuimos puntuales, sin embargo, ahí ya estaban algunos de nuestros compañeros de ese grupo.
Pasaron mil años y mi profesor no llegaba, así que comencé a sospechar que no iba a llegar. Muy puntual el señor al fin llegó, así que emprendimos hacia nuestra primera estación que fue el Palacio de Minería que se encuentra en la calle de Tacuba No. 5.

Aunque era sábado se podía escuchar el ¡Piiiiiip! del claxon de los autos a lo largo la calle como en cualquier día de la semana de esta ciudad tan caótica. A veces amo mi ciudad pero odio que la gente se comporte como animales y no tengan ni un poquito de paciencia. Así que fuimos todos a comprar nuestro boleto de acceso, pero el profesor muy buena onda pago el de todos, dijo que lo hacía por haber llegado tarde. Teníamos todos ya nuestros brazaletes de color morado y nos dirigimos a la entrada principal. Como el acceso determinaba tener un guía y el profe ni preguntó, nos pasamos como burro por su casa, pero las mujeres que eran guardias nos vieron sin guía y nos sacaron a esperar a un guía.
Como el grupo era enorme yo no escuchaba mucho, pero el profe seguía dando su informe, con voz baja y un poco pachucho.
Al llegar al patio principal observamos la arquitectura del recinto. A la vista resaltan los arcos de medio punto almohadillados en ambos pisos, la balaustrada de la planta alta, y el domo que cubre todo el espacio del patio. El piso y las paredes son de cantera razón por la cual el edificio tiene una pequeña inclinación hacia la parte trasera.
El edificio se construyó de 1797 a 1813 con un estilo neoclásico por el escultor y arquitecto valenciano Manuel Tolsá para albergar al Real Seminario de Minería, con la finalidad de formar académicos especialistas en la explotación de minas.
Como los últimos siempre serán los primeros, nuestro grupo fue el más rápido en tomar asiento en la escalinata para seguir escuchando a la guía. La historia cuenta que las personas que estudiaban ahí eran solo hombres, tenían que tener ciertas características con las cuales concentraban los grupos con un cupo de 25 a 30 alumnos. Esto era tener alguna conexión directa con la minería, es decir, que vinieran de una familia de mineros, contar con yacimientos o conocimientos sobre esta actividad. Ser criollo o peninsular que tuviesen el dinero para pagar su estancia en la academia, además de estar bautizados bajo la religión cristiana.
Con el tiempo ampliaron su programa de estudios implementando a las matemáticas, la física y la química, así se convirtió en el Centro de las Ciencias en México y el Centro Oficial de Ingenieros de México
Después subimos la monumental escalera y entramos a una antigua capilla en donde se pueden observar dorado por aquí, dorado por allá, dorado por todas partes. Además de dos murales en el techo, uno es “El milagro del pocito” y el segundo es “La asunción de la Virgen” ambos por el pintor Rafael Ximeno y Planes.
Después de esta sala tuvimos que retirarnos porque a falta de tiempo, solo nos permitiríamos visitar el Museo Manuel Tolsá, que está dentro del edificio, pero tiene su propio acceso. Este museo se instaló en 1999 y presentan a manera de maquetas, planos, escuturas, pinturas el trabajo del arquitecto valenciano.
Patio principal del Palacio de Minería Fotografía Ana Rodarte Palacio de Minería 2016

 Detalle de balaustrada en la parte superior del Palacio de Minería Fotografía Ana Rodarte Palacio de Minería 2016


Escalinata principal del Palacio de Minería Fotografía Ana Rodarte Palacio de Minería 2016

Maqueta a escala del Palacio de Minería Fotografía Ana Rodarte Museo Manuel Tolsá 2016

Copia a escala de la estatua de Carlos IV “El Caballito" Fotografía Ana Rodarte Museo Manuel Tolsá 2016





1904 1911
Luego de aquí salimos para visitar el Museo Nacional de Arte que se ubica detrás de la plaza Manuel Tolsá, donde podemos ver la estatua de Carlos IV “El Caballito” que está en restauración.
El acceso a este museo es gratuito presentando la credencial de estudiante, pero en cambio hay pagar $5 por un permiso para poder tomar fotografías que creo que vale la pena hacerlo.
El Palacio de Comunicaciones y Obras se construyó del año de 1902 a 1911 ordenado por el entonces presidente Porfirio Díaz (que hoy ya está en un lugar mejor) y tiene un estilo ecléctico, que se  toma elementos de otros estilos utilizando materiales como el vidrio, bronce y mármol, pero sobre todo el hierro.
Dentro del ahora museo podemos observar una impresionante escalera de mármol con decoraciones de leones; flores con herrería sobre el barandal de las escaleras, lámparas con pequeños dragones, pisos de madera, plafones y figurines tallados en la parte superior como ha de ser el cielo lleno de almas. y demás mobiliario que adorna todo el interior.
Lo que nos interesaba realmente de este lugar eran las pinturas que se exponen en sus salas permanentes. Nos dirigimos sobre todo al área de obras del siglo XIX para ver el trabajo realizado por artistas como el ya mencionado Manuel Tolsá, Miguel Cabrera, Santiago Rebull, Felipe Gutiérrez, Juan Cordero, José María Velazco por mencionar algunos. Las obras de estos pintores que causan todo, pero a la vez no causan nada.
Ese lugar resulta muy impresionante a comparación del Palacio de Minería, con la diferencia que aquí no hay lugar que no tenga adornos y decoraciones que resultan elegantes y modernas.
En compañía de mi Nikon, mi cámara, mi bebé y mi amiga más fiel nos enfocamos en tomar los detalles de las construcciones porque considero son lo que le dan vida y enaltecen la arquitectura de estos y de todos los edificios de la ciudad de México. Capturé al menos unas 100 fotografías, las cuales tienen colores cálidos y luz suave.
La visita terminó oficialmente en la tienda de souvenirs donde algunos compañeros compraron algún recuerdito. Yo solo me llevé las fotografías que tomé ese día y la experiencia de haber visitado estos maravillosos lugares y quedarme con el recuerdo, además de que se me hizo muy caro todos los artículos que pude ver, pues tener que esperar semanas, días, horas y minutos para que llegue mi beca no pienso gastarlo en souvenirs de $89.00. 



Después de todo mis amigos y yo fuimos a comer una torta de chilaquiles con milanesa a la taquería “El Caifan” que está frente a la plaza de la solidaridad. Comimos muy rico, aunque mi agua de piña con yerbabuena no me gustó. Cada quien pago lo suyo al final cada quien se fue volando a su casa para terminar toda la tarea que teníamos pendiente.

Escalinata principal del Museo Nacional de Arte Fotografía Ana Rodarte MUNAL 2016

Vista de la escalera principal del Museo Nacional de Arte Fotografía Ana Rodarte MUNAL 2016


Vista del Museo Nacional de Arte Fotografía Ana Rodarte MUNAL 2016


Patio principal del Museo Nacional de Arte Fotografía Ana Rodarte MUNAL 2016














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